“Era de noche del 1º de noviembre, toda la casa estaba en silencio cuando de repente se comenzaron a escuchar unos pasos que llegaban a la puerta de la pieza, la abrían y observaban un momento, cerraba la puerta y luego se iba a otra pieza. Este suceso se repitió por varias noches, y molestaba principalmente a mi hermana que en esos tiempos era atea, pero un día abrió la puerta de mi cuarto, entró y se detuvo entre las dos camas (ya que estaba de visita un primo), observo y en el momento que yo me senté a mirar espero un segundo y se fue. Al otro día contamos lo ocurrido y llegamos a la conclusión de que se trataba de una tía, que andaba merodeando mi primo que en esos días se encontraba en mi casa, puesto que era su madre y no la había ido a ver. Ante esto mi hermana comenzó a creer, entonces compro un ramo de flores y se las entrego a mi primo para que se las fuera a dejar a su mamá. Después de esto nunca más volvimos a escucharla”
“Era de noche del 1º de noviembre, toda la casa estaba en silencio cuando de repente se comenzaron a escuchar unos pasos que llegaban a la puerta de la pieza, la abrían y observaban un momento, cerraba la puerta y luego se iba a otra pieza. Este suceso se repitió por varias noches, y molestaba principalmente a mi hermana que en esos tiempos era atea, pero un día abrió la puerta de mi cuarto, entró y se detuvo entre las dos camas (ya que estaba de visita un primo), observo y en el momento que yo me senté a mirar espero un segundo y se fue. Al otro día contamos lo ocurrido y llegamos a la conclusión de que se trataba de una tía, que andaba merodeando mi primo que en esos días se encontraba en mi casa, puesto que era su madre y no la había ido a ver. Ante esto mi hermana comenzó a creer, entonces compro un ramo de flores y se las entrego a mi primo para que se las fuera a dejar a su mamá. Después de esto nunca más volvimos a escucharla”
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